REVALORIZANDO COMUNIDADES Y TERRITORIOS

La Gobernanza ambiental para la restauración de ecosistemas y paisajes: El caso de la Mancomunidad La Montañona

01 de septiembre de 2015

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Autores: Ileana Gómez y Wilfredo Morán

La gobernanza ambiental en El Salvador al nivel de los territorios rurales ha ido confi-gurándose dentro de un proceso de cambios económicos y políticos aunados al acentuado impacto de la variabilidad climática. Esta situación ha producido fuertes impactos en los medios de vida de la población más vulnerable, abriendo la urgente necesidad de fortalecer la articulación de los esfuerzos locales con las políticas de alcance nacional. Con el cambio de gobierno en 2009 se ha abierto una nueva generación de políticas públicas sectoriales (pro-ductivas, sociales), ambientales, territoriales e incluso fiscales con más posibilidades de articu-larse con las acciones al nivel de los territorios, mostrando importantes avances y desafíos.

Algunos elementos de esta sistematización muestran una mejor articulación y comple-mentariedad entre los esfuerzos nacionales y territoriales en el marco de las propuestas nacionales para la adaptación al cambio climático. El país cuenta con suficientes instrumen-tos de política para arrancar un sistema de gobernanza ambiental que articule los niveles de decisión nacional con los territorios, entre estos destacan el marco de políticas para medio ambiente y cambio climático, la activación del Sistema Nacional de Gestión de Medio Ambiente (SINAMA) y la creación de estructuras de decisión intersectorial como el Gabinete de Sustentabilidad. En el territorio de estudio las acciones articuladas entre MARN, la Man-comunidad La Montañona y otros actores locales han logrado la definición y puesta en marcha de un conjunto de acciones para la generación de conocimiento en forma participativa, que toma en cuenta los saberes y necesidades locales para la transformación de prácticas agropecuarias y forestales; la creación de espacios de coordinación interinstitucional entre gobierno central y actores territoriales; y la definición de normativas y regulaciones de alcance mancomunal que contemplan la generación y manejo de fondos propios.

Estos avances en la dimensión política e institucional muestran grandes desafíos pues al nivel nacional aún prevalece una institucionalidad heredada de carácter centralista, con fuerte visión sectorial y reducido financiamiento. En los territorios rurales, la experiencia muestra como las respuestas han estado más orientadas a solventar las necesidades inmediatas de la población respecto al manejo de recursos naturales y aun, no existen condiciones para que el grueso de productores se sume a los esfuerzos de restauración y adopte el cambio de prácticas que este supone.